2
| Anterior | Página principal | Siguiente |
La joven Parca: Un nouvel essai de traduction, en Cuadernos de Filología Francesa 1 (El texto original, que recoge sin cambio alguno el nº 1 de los Cuadernos de Filología, había ya sido impreso, sin depósito legal y sin ISBN, en los talleres de Artes Gráficas Varona, de Salamanca, en 1982). Ediciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura, Cáceres, 1984, pp. 45 - 103. Este estudio, escrito en francés como otros previos y alguno posterior, alcanza las proporciones de un libro, no sólo porque comprende las sesenta páginas del original de 1982 - y los dos tercios del contenido de la revista en la que se incluyó dos años más tarde - sino porque da cuenta de otro libro de versos, el del autor traducido y estudiado. En esta ocasión se trata de Paul Valéry, de su Jeune parque, composición laboriosa y difícil donde las haya, que podía definirse como ensayo poético filosófico en el que la maravilla del arte se acopla a la búsqueda sicológica del ser humano, del propio existir del poeta en una circunstancia pretendida total. El libro, riquísimo en el aspecto formal y profundo y sutil en el contenido, está dedicado a André Gide, otro escritor de los grandes de la época, traductor y critico de traducción por añadidura, como es sabido. La traducción contabiliza los mismos versos escritos en dísticos por Valery, es decir 512, lo que implica una traducción ajustada. La traducción es, efecto, literalizante (hablar de traducción literal literal no tiene nunca sentido), no podía ser de otro modo, y sabe y huele a "extranjeridad", a idioma francés, a Paul Valéry. En este sentido debería estar lograda al haber conseguido mantenerse en una tierra de nadie, en una neutralidad transparente que evita cualquier interpretación, lo que habría conducido a traición, rehuyendo la explicación filosófica y la recreación poética a favor del lector destinatario, explicación y transformación que habrían supuesto una puerta abierta al fracaso. La versión propiamente dicha ocupa la segunda y última parte del trabajo. La otra parte, la primera y exacta mitad anterior, contiene una doble introducción referida al modo de traducir la poesía, al modo de entender el poema en cuestión y a la crítica, una vez más, de la labor de dos de los más destacados traductores del autor y de su libro. |
||
Hay que decir que, si bien desde el punto de vista de la prosodia y más aún del contenido filosófico, el libro es durísimo de roer (suelo tender a elegir a los poetas más difíciles y a sus poemas más arcanos o más enrevesados por mor y por morbo de la búsqueda teórico-práctico de los límites traduccionales) y de ahí que se imponga por pura prudencia la traducción "transparente", sin embargo, la tarea es llevadera en lo que refiere a la métrica y a la sintaxis, no tanto en lo que hace a la rítmica y a la estilística que, no obstante, han sido tenidas en cuenta, como lo suelo hacer, hasta en los más mínimos detalles. |
"Discurso y texto en el proceso de la Traducción", en la Revista Traduçao e Communicaçao, nº 6, Facultade Ibéro-Americana de Letras e Ciencias Humanas, Sao Paulo, Editora Alamo (Julio 1985). Este trabajo de reducidas proporciones pero de gran alcance y de contenido profundo ha atraído la atención de teóricos, críticos y antólogos de la traducción. Alguno lo ha calificado de "seminal". El reseñante, también en calidad de teórico y crítico, quiere creer que los demás aciertan al considerar, con él, que el estudio sustenta ya los pilares y recubre los muros y los techos y tejado de lo que será el edificio de una nueva mansión de la traducción, mansión que ya que se empareja con la del lenguaje - y éste es el descubrimiento esencial pues se hace ver que la traducción está en la raíz y en la explicación de todo el fenómeno del habla y de la escritura. |
|
En él se ponen en entredicho, siguiendo las geniales intuiciones y visiones de un Benveniste, de un Jakobson, de un Coseriu, de un Meschonnic, etc. que conllevan una revolución copernicana en el enfoque de la filosofía del lenguaje, las viejas, incompletas, inoperantes y falseadas ideas vehiculadas por los lingüistas y los semánticos de la lengua así como por los estilistas y métricos de la literatura y de la poética. Se anuncia lo que será una teoría, si no revolucionara - esto sólo podrá decirlo el tiempo -, al menos sí original y muy renovada de manera que el signo lingüístico tradicional se complete con nuevos elementos: orales y escriturales, pragmáticos y situacionales, sistémicos y actanciales, cognitivos y psicológicos, noéticos y formales, estilísticos y rítmicos, retóricos y "genéricos", étnicos y singulares, etc. a la vez que se dibuja un doble y necesario enfoque de la traducción como proceso además de como resultado. Lo que se adelanta en este estudio son las grandes líneas de lo que se proyecta como una teoría general del lenguaje - que ya el autor está preparando en colaboración con otro investigador - que tiene en cuenta todas las implicaciones del mismo en el ámbito de las ciencias humanas y sociales. Y esa teoría se está construyendo - ésta es la segunda novedad - sobre el modelo de las ciencias naturales y empíricas. |
"Traducción e Intercambio cultural", Congreso de investigación celebrado en el Centro Franco-Español Noésis, Teruel, (Septiembre 1985). El centro franco-español Noesis, dependiente de las Universidades de Pau y de Zaragoza, tal como se apuntó en la reseña bio-bibliográfica del autor de este sitio Web, tiene su sede de verano en Calaceite, pueblo propicio y calmo de la provincia de Teruel. En las dependencias de lo que se conoce con el término de "Fundación" se realizan todo tipo de actividades culturales. La idea y el designio de este Centro es recrear un ambiente renacentista haciendo propicios toda clase de encuentros entre los expertos y curiosos aficionados al mundo de las ciencias humanas y de las bellas artes Lo cierto es que en septiembre del 85, uno de los tres grandes temas monográficos que se acostumbraban a incluir para el verano, le cupo a la poesía y a la traducción de las obras poéticas. Así que en un ambiente idílico y amable, semejante al descrito en el Heptaméron de Marguerite d´Angoulême, pero en poesía y no en prosa, debatimos en talleres de trabajo, mañana, tarde y hasta por las noches, los grandes y los menos grandes problemas de la creación de esta reina de las letras y las artes aportando cada uno sus autores, franceses y españoles, preferidos, citando nuestros modos y maneras de verter sus obras de una en otra lengua, los enfoques propios y lo ajenos, exponiendo las recetas del buen traducir, señalando las vías y los caminos equivocados en los que no siempre estábamos de acuerdo. El Profesor Didier Coste llevó la batuta. En la casona recitamos los versos de nuestra cosecha y por las calles estrechas y empinadas sembramos de barrocos pensamientos la fresca penumbra. El tema ya no se volvió a repetir en bastantes años. No sé por qué, quizá porque había decenas de otros asuntos dignos también de ser considerados. Si llevábamos algunas cuartillas preparadas, su contenido se desbordó y no quedó constancia de escritura pero sin duda que ninguna observación, exposición, matización, argumentación a favor o en contra cayeron en saco roto. Por seguir en esta línea, y volviendo a la reseña biobibliográfica, debo decir que un ambiente similar y un parecido proceder he disfrutado en las Jornadas que la ACEtt convoca cada mayo en Tarazona, provincia de Zaragoza. En este caso se dan las normales comunicaciones, ponencias, conferencias y talleres propios de cualquier encuentro cultural, en este punto sobre la traducción literaria y por los traductores de obras literarias. Sin embargo estos encuentros no se parecen a los universitarios porque no son universitarios. Son más francos, más fraternales, más corporativos y del propio oficio, más serios en ese sentido y más apasionados y más apasionantes. Estuve y participé en las IX como traductor literario y poético, pero no como profesional que se gana la vida con ese oficio sino como teórico "diletante" y por añadidura crítico que traduce en los ratos perdidos y por puro capricho. Fui el único teórico de la traducción en esas últimas Jornadas. Y es de la misma manera cierto que los traductores no acuden a los simposios de los críticos, historiadores o pedagogos o teóricos de la traducción, cosa que no debería ocurrir, sino que tendría que ser al contrario, pues no se entiende ni se puede entender la teoría sin la práctica y viceversa. |
Asistencia representativa, como miembro afiliado a la E.S.I.T. de Paris (Sorbonne Nouvelle III) dirigida por D. Seleskovitch y M. Lederer, a las Jornadas Europeas de Traducción e Interpretación, EUTI, Universidad de Granada (Mayo 1986). El reseñante acudió a estas Jornadas en calidad de miembro simpatizante, no componente del grupo, sino únicamente adscrito "ideológicamente", de la ESIT (Sobonne Nouvelle III de Paris) y más concretamente como colaborador del doctor Mariano García-Landa, portavoz teórico de ese grupo denominado "La Escuela de París", con el que llevaba cinco años trabajando en la teoría "científica" de la traducción anunciada en la "entrada" nº 8 anteriormente expuesta. De todos los encuentros referidos en este sitio Web es el único en que no pronuncié ningún discurso. Ya lo hizo el doctor García-Landa por los dos. Los de la ESIT fueron los invitados de honor pero también acudieron representantes de las más afamadas Escuelas de traducción e interpretación de Europa (algunas también de América) |
|
Participó en ellas, con el título "Los límites de la traducción", el doctor Julio-César Santoyo a quien conocí por primera vez y que con el tiempo llegaría a ser el mejor historiador de la traducción de nuestro país y mi mejor amigo en este hobby compartido. García-Landa opinaba que la traducción no podía tener límites. Por primera vez no estuve de acuerdo con mi socio; luego me iría alejando cada vez más de sus tesis. Las distintas escuelas presentaron sus programas de enseñanza basados en sus maneras de entender la traducción y el conocimiento de las diversas aplicaciones didácticas fue para mí de gran provecho e ilustración. |
"Reflexiones para una traductología del texto literario", en Cuadernos de Traducción e Interpretación, nº 8/9, E.U.T.I. de la Universidad Autónoma de Barcelona, Bellaterra, 1987. Este trabajo, redactado deprisa y un tanto informalmente, trata de contestar a los interrogantes que el análisis de la traducción literaria y poética le ha venido planteando al autor de este sitio Web desde los tiempos en que iniciara su reflexión con la lectura contrastada de las traducciones de Paul Verlain. |
|
El reseñante trata de dar soluciones a las sempiternas preguntas en un intento de bosquejar las líneas maestras de una posible teoría de la traducción poética fundada sobre el terreno ya explorado del arte y de una "mise en science" posible del mismo. Por estas fechas, el autor, que es ya crítico y analista de poemas ajenos, ha publicado ya sus propios poemas y empieza a ser reconocido como escritor y poeta (Véase el apartado POESIA). Desde el principio de su reflexión como creador está convencido de que para ser un buen crítico de las creaciones ajenas y de que hasta para ser un buen teórico del lenguaje y de sus traducciones o de la traducción y de sus lenguajes se necesita ser un buen escritor y más aún un poeta probado. Tiene la firme idea de que sólo un poeta será capaz de escribir una teoría no sólo de la Traducción Poética sino de una Traducción General que sea acabada y completa hasta donde una teoría así concebida pueda ser completa. Pues la poesía representa en el lenguaje el último saber, el que condensa todos los demás y los metamorfosea y los cambia, incluido el saber filosófico, que es el otro grande saber. En cuanto a la ciencia, es concebible que ésta explique un día el proceso creador. De ahí que haya que esperar siempre su lento veredicto pero por el momento este fenómeno, en buena y primigenia parte "inconsciente" de la creación, no ha sido aún suficientemente explicado ni por el psicoanálisis ni por la neurología. El reseñante se asegura de este modo en la plausibilidad de una "cientificación" de las teorías humanas y sociales en las que se inscribe el lenguaje al tiempo que da carta de valor al estudio de la traducción como proceso fisico, fisiológico y psíquico. Esta vertiente de la traducción como proceso ha sido hasta la fecha el más tenido en cuenta por su colega García-Landa en la común empresa teórica pero García-Landa ni sabe de Poética ni es un verdadero poeta. Este es el punto de inflexión que marcará la ruptura en la colaboración. |
Percepto mental y estructura rítmica. (Prolegómenos para una traductología del Sentido), Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, Salamanca, Artes Gráficas Varona, 1987. Este libro empieza ofreciendo una descripción detallada de la traducción como proceso físico-fisiológico-psíquico siguiendo el triángulo seleskovitchiano que la hace posible: verbalización - desverbalización - reformulación verbal en otra lengua. Se estudia esta triple fase en el contexto de la circunstancia de parole, de los conocimientos de carácter general más los saberes compartidos por los interlocutores más sus creencias y believes más sus impulsos o pulsiones "inconscientes", etc. Se recorre y se explicita el proceso de comprensión y reexpresión, mediante la labor mediadora del intérprete en el sector temporal y en los procesos cerebrales de la memoria, todo ello de forma más intuitiva que científica (la ciencia avanza y el texto del libro está concebido y escrito hace ya casi veinte años) |
|
Se pasa luego revista a las teorías al día y al uso que intentan explicar el fenómeno procesual del traducir que viene a ser y a parecer un desdoblamiento del fenómeno de hablar, es decir, las teorías lingüísticas, las conceptuales y las comunicativas. Se demuestra que ninguna de ellas explica satisfactoriamente el fenómeno. El autor da la palabra en esta primera parte a su colega que ha fundamentado desde la hermenéutica, la filosofía analítica anglosajona, la psicología cognitiva y una pragmática sui generis, una teoría que, partiendo de la experiencia de los hechos y el oficio de la interpretación - la simultánea sobre todo -, de conferencia, (y una serie de principios y axiomas que se deducen de la aplicación acertada de estas disciplinas) ofrece una aparente, razonable y original concepción de la traducción y del lenguaje. Incluye luego algunos capítulos referidos, a modo de corolarios, a una epistemología de la traducción según las explicaciones expuestas; coloca en el centro del libro el estudio considerado como clave, publicado en el nº 6 de la Revista Traduçao e Communicaçao y ya citado y reseñado con anterioridad para pasar, como es su costumbre y más que costumbre parece una necesidad lógica y discursiva, al estudio de la literatura y de la poesía como ámbitos sine qua non de cualquier teoría del lenguaje con sentido, con plenitud y con futuro. Se perfilan en este libro de sólo 7 capítulos y no más de 132 páginas las dos vertientes de una teoría del lenguaje que habrá de tener en cuenta el proceso perceptual pero también el discurso y el texto como actos. |
"La traducción literaria, parcela marginada por la Teoría del sentido de la E.S.I.T. de Paris", en Primer Simposio sobre La Traducción literaria (Inglés-Español), Universidad de Extremadura, Facultad de Filosofía y Letras, Cáceres (Mayo 1987). Este es el título de una conferencia patrocinada por el British Council en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura cuyo texto no conservo pero que se resume en estos términos: La denominada Escuela de París con su teoría del Sentido, asentada en los descubrimientos de Danica Seléskovitch, ha puesto de manifiesto que no se traducen tanto las palabras o las frases o los enunciados lingüísticos con sus significaciones léxicas o gramaticales cuanto lo que el hablante quiere decir con esas palabras, esas frases y esos enunciados. |
|
La intención de decir es la instancia decisoria en la transmisión de los mensajes. Esta es una idea tan evidente como milenaria para los intérpretes y traductores, algo que una lingüística y una semántica sistematizadas e incorrectamente empirizadas habían escamoteado a la consciencia del investigador pero que no podían ocultar a la experiencia del traductor de oficio y en este caso al intérprete de conferencia. La mala fortuna en el caso del re-descubrimiento de esta meridiana verdad es que se produjo en el campo de los discursos y textos "pragmáticos" que eran el objeto de la interpretación de conferencia, discursos y textos de carácter más bien técnico, vehicular, divulgativo, o científico, en los que la forma - una conformación que integrara aspectos tan relevantes a los hechos de habla o de escritura como lo lúdico, lo emotivo, lo estético o lo literario y poético - no sólo no interesaban lo más mínimo sino que estorbaban en el proceso de traducir oral y simultáneamente los dossiers de carácter técnico, económico o político. Estos discursos y textos son los que daban y siguen dando trabajo, ventajas y dinero, a los intérpretes y traductores de la A.I.I.C., de la T.A.A.L.S. y a los futuros titulados en traducción. Más tarde y a regañadientes, por haberse percatado de que sin la literatura en sentido lato no había ninguna posibilidad de establecer una teoría general que fundamentase una práctica válida para todos los casos, incluidos los suyos, han pretendido sin ánimo y sin convencimiento incluir el texto literario. La literatura no vende y se han pasado los tiempos de los mecenazgos para los artistas, pero eso no justifica que sin la literatura pueda haber salvación para el lenguaje milenario. |
"Paul Verlaine en lengua castellana: cien años de traducción poética", en Fidus interpres II, Actas de las Primeras Jornadas Internacionales de Historia de la Traducción, Julio-César Santoyo (Ed.), Universidad de León, Facultad de Filología moderna, 1989. El autor ofrece en este amplio y detallado estudio un compte-rendu de su tesis de doctorado habida cuenta de la no publicación de la misma y de cara a un público interesado. Han transcurrido, en efecto, cien años desde que Dña. Emilia Pardo Bazán tradujera por primera vez un poema de Verlaine. Lo hizo en 1890, una versión en prosa del "Colloque sentimental" (del libro Fêtes galantes -1869-) , en prosa prosa, tal como estaba de moda y era de rigor crítico por esas fechas. Menos mal que la mayoría de los traductores no siguieron este equivocado camino, equivocado más claramente si se tiene en cuenta que se traduce de un original en lengua hermana y que esa lengua hermana es el Francés. No lo hicieron porque siguieron la costumbre y la facilidad versificatoria en castellano y acertaron con ello. |
|
Pero Manuel Machado, que es uno de los mejores conocedores y traductores de nuestro poeta, se empeñó en seguir la corriente oficialista y tradujo el Choix. El resultado fue y es una versión abortada en el sentido en que los pasajes donde realmente acierta con la traducción es cuando escribe como poeta que es, es decir, en verso pues la versión en prosa destroza sistemáticamente el original. Ya lo decía Efim Etkind y lo repite V. García-Yebra: cuando es factible, el verso sólo debe ser traducido por otro verso. La versión de Machado es la mejor prueba de este aserto. Pero M. Machado no conocía apenas la lengua del original, como la mayoría de los escritores, y de la gente común, de su época. Se enseñaba como primera y casi única lengua en los centros de enseñanza secundaria y en las facultad pero el método debía ser casi tan abominable como lo ha venido siendo hasta nuestros días. Los españoles y los hispanoamericanos no iban a aprenderla in situ, que es como se debe aprender. De modo que, salvo en los casos excepcionales de personas emigradas residentes en Francia, o de "afrancesados" por vocación o por hobby, o de profesores (como es el caso de E. Díez-Canedo, escritor y traductor políglota además de director de la Escuela Central de Idiomas y buen conocedor de las literaturas europeas e hispanoamericanas). Cuando sacó M. Machado su versión del Choix, en 1908, apenas si había traducido una o dos obras del Francés y realizado dos viajes. Aun contando con que el tercer viaje, con su labor de traducción más seria, hubiera tenido lugar antes de la composición de su versión, cosa discutida aun cuando poco probable, lo cierto es que el texto está plagado de errores gramaticales y léxicos que rozan el ridículo. La traducción parece estar hecha a golpe de diccionario pero el traductor se debía cansar ya que los hermanos Garnier que eran los que daban trabajo a los escritores que acudían a París disponían del diccionario Salvat cuya utilización le debería haber bastado a nuestro traductor para evitar muchos de sus errores. El caso es que casi setenta años más tarde el traductor de oficio Ramón Hervás inicia una traducción que se pretende en principio completa de las obras de Verlaine y lo hace en prosa. Pues bien, aun cuando algunos errores gruesos de gramática y léxico están corregidos hay otros que son de su propio cosecha, añadiendo además algunos errores culturales de peso. Ramón Hervás trabajaba para la editorial Ediciones 29, Libros Río Nuevo y hay que decir que esta Editorial es la que más vende, casi la única que vende hoy en materia de poesía. El traductor no es poeta como M. Machado y la versión es mucho peor que la del poeta. Tenía razón Julio Casares quien allá por 1944 denunció, a propósito de otro de los traductores, la pésima calidad de las traducciones. Lo hizo valientemente y lo hizo solo contra la benevolencia o la ignorancia de la mayoría de los críticos. Por fortuna no se ha llevado a cabo entonces ni se ha llevado aún una traducción del original completo -tampoco cumplió con su propósito la editorial Mundo Latino (iniciada por la traducción de E. Carrere en 1921)- y ello por la sencilla razón de que de los 21 libros en verso de Verlaine sólo los cinco o seis primeros tienen un verdadero interés Si cito con detalle y me extiendo en estas consideraciones es, no sólo por difundir el contenido de mi tesis, sino también por señalar que bastante antes que mi buen amigo el profesor Julio-César Santoyo escribiera su Delito de traducir ya había yo denunciado esta plaga de las traducciones deformes y desorientadas (pero la tesis no se publicó) No fueron, sin embargo, todo desafueros y desaciertos en la labor de traducción. Los traductores de Mundo Latino hicieron una buena labor, como la hizo Díez-Canedo y M. Bacarisse y, en general, la mayoría de los traductores en verso, empezando por los poetas consagrados, como es el caso de Juan Ramón Jiménez, de Eduardo Marquina, de Guillermo Valencia, de Enrique González Martínez, etc. por no citar a todos los otros traductores en verso. Es de destacar, en especial, la labor del profesor D. Luis Guarner que ha sido el mejor conocedor y divulgador de nuestro Lelián, amén de uno de sus mejores traductores. Pero quizá lo más interesante de este artículo en el que el reseñante da cuenta del contenido de su tesis es la idea de que el caso de las traducciones de Verlaine constituye un modelo y un paradigma de todas las traducciones realizadas en español de autores franceses y no franceses, europeos y no europeos y de ello dan fe precisamente las antologías de E. Díez-Canedo y de otros que nos muestran que los traductores vienen a ser los mismos y que sus concepciones de la traducción se parecen bastante. Con el tiempo se han subsanado los errores lingüísticos pero se constata que los traductores no dominan en la inmensa mayoría de los casos materias tan necesarias para realizar con éxito este difícil trabajo como la poética, o la rítmica, o la estilística, o la etnología, o la historia de la cultura o simplemente la historia, todas ellas asignaturas que deben saberse y aplicarse comparativamente. Los traductores se decantan abrumadoramente por la versión recreación o traducción hacia el destinatario y hacia la lengua de llegada, cosa que es discutible pues lo ideal es una traducción para el destinatario, sí, pero que conserve de alguna manera (o que asimile dejando rastro) las huellas del texto extranjero. Sólo desde el logro de ese difícil equilibrio se puede hablar de buena traducción. |